
Llueve. Me abate el día. Quedo sentada, pensativa mirando por la ventana al parque.
Cerillo…., le digo, me ensimismo. Si fuera genio pintaría este camino que veo diáfano, si supiera escribir lo describiría con lujo de detalles, porqué lo conozco, sé cual es mi camino. Esta certeza me deprime. Sólo me queda optimismo si olvido.
Cerillo me dice. La imagen no es cierta. No existe camino futuro, son solo suposiciones sin acreditación, pero en el caso de que en realidad existiera, el andar pisa el camino, lo traspasa, lo ignora, lo diluye. ¿Porque hablar de algo que desaparece viviendo?
No, no hay camino.
Cerillo…., le digo, me ensimismo. Si fuera genio pintaría este camino que veo diáfano, si supiera escribir lo describiría con lujo de detalles, porqué lo conozco, sé cual es mi camino. Esta certeza me deprime. Sólo me queda optimismo si olvido.
Cerillo me dice. La imagen no es cierta. No existe camino futuro, son solo suposiciones sin acreditación, pero en el caso de que en realidad existiera, el andar pisa el camino, lo traspasa, lo ignora, lo diluye. ¿Porque hablar de algo que desaparece viviendo?
No, no hay camino.
2 comentarios:
Ufff....y yo, empeñada en que hay camino....
Lo que ocurre, es que cada cual debe recorrer el suyo seguir senderos ni mapas, para acabar dónde otro no llego antes..
Un beso,
Hilda
Estoy con la viuda: sí que hay camino: el que hacemos cada día.
un beso
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